
A cambio, la NASA pedirá mucho dinero -se habla de 6.000 millones de dólares (4.300 millones de euros) para cinco años- para financiar a las empresas que quieran desarrollar vehículos comerciales que puedan llevar astronautas a la Estación Espacial Internacional. Entre lo público y lo privado, Obama opta por lo privado. El pasado miércoles el nuevo director de la NASA, Charles Bolden, en una conferencia de prensa en Israel, reconoció que la NASA se centrará en facilitar el éxito de los intereses empresariales. Algunos expertos ya hablan de un cambio de paradigma.
Estos planes están provocando intensas reacciones y la preocupación de los trabajadores de la NASA. Algunos congresistas se han mostrado contrarios a desmantelar el gran aparato tecnológico dedicado a los vuelos tripulados en la agencia, que se traduce en miles de puestos de trabajo. Algunos promotores aerospaciales se han apresurado a aplaudir la iniciativa de privatizar los vuelos, a pesar de que en la actualidad no existe ningún vehículo estadounidense que pueda tomar el relevo del transbordador espacial, que dejará de volar este año tras completar la construcción de la Estación Espacial, si se cumple el calendario previsto.

No hay comentarios:
Publicar un comentario