31 jul 2010

Científicos de EE.UU. hacen desarrollar una nueva articulación con factores de crecimiento.

Sin prótesis ni trasplantes de células madre. Los recambios de rodilla, cadera o tobillo podrían ser más sencillos de lo que se presumía. Un equipo de investigadores de la Universidad de Columbia (Nueva York, EE.UU.) ha demostrado que el cuerpo puede regenerar sus articulaciones desgastadas con una pequeña ayuda externa. Lo que han probado los científicos estadounidenses es que bastaría con un molde y factores de crecimiento. Del resto, de la generación de nuevo cartílago y hueso se encargaría el propio organismo. Con esas herramientas tan simples han conseguido reemplazar la articulación de la pata delantera de diez conejos. El experimento se describe en la revista médica «The Lancet».

Los resultados son esperanzadores y potencialmente aplicables a los humanos por lo que la técnica abre nuevas posibilidades a la clásica prótesis artificial para millones de personas que necesitan pasar por el quirófano, sobre todo por el desgaste de sus rodillas o caderas. La técnica es especialmente atractiva en pacientes más jóvenes porque las prótesis artificiales tienen una fecha de caducidad de 15 años. También se postula como una alternativa al trasplante de células madre, la vía en la que más se confiaba para desterrar las prótesis.

Científicos de EE.UU. hacen desarrollar una nueva articulación con factores de crecimiento
Para demostrar que su técnica es viable, el grupo estadounidense, primero extirpó la cabeza del húmero de la pata delantera de los conejos y la sustituyó por un molde de hidroxiapatita, un material poroso que imita al hueso, al que habían enriquecido con factores de crecimiento. Estas sustancias activaron las células madre que hicieron el milagro de la regeneración. Los factores favorecieron la formación de condrocitos, las células del cartílago. Dos meses después de la intervención, los conejos caminaban sin problemas. A los cuatro meses de la cirugía se comprobó que se había generado hueso y cartílago.

Ensayos clínicos

Jeremy Mao, director del estudio, está convencido de que su estrategia puede beneficiar a pacientes con artritis avanzada y ofrecerles una solución más duradera. «Damos una segunda oportunidad a la articulación. Pero sigue siendo del paciente». La Universidad de Columbia ya ha patentado su tecnología, estudia probarlo con pacientes y se frota las manos con los beneficios que se pueden obtener de un problema con el que sólo en Estados Unidos conviven 27 millones de personas.

En un editorial que acompaña el artículo, Patrick Warnke de la Universidad de Bond en Australia reconoce que el experimento es prometedor pero advierte que quizá no sea una solución para todos los enfermos. «No todas las personas tienen la misma capacidad regenerativa», recuerda.

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