27 oct 2010

Más Virgin, más espacio.

Los habitantes del condado de Sierra, en Nuevo México, están acostumbrados a presenciar hechos extraordinarios. En 1950, Hot Springs, una de sus localidades más visitadas por sus aguas termales, se cambió el nombre a Truth or Consequences (Verdad o Consecuencias), un concurso radiofónico. El equipo se desplazó al pueblo para realizar desde allí el programa y, desde entonces, la visita de su presentador se celebra cada año con tres días de rodeos, desfiles, campeonatos de golf y la elección de Miss Fiesta.
Desde el vienes, la ciudad de T y C, como la conocen los locales, es la primera del mundo en tener un aeropuerto espacial. T y C es la población más cercana a Spaceport America, donde el millonario británico y presidente de Virgin Galactic, Richard Branson, ha inaugurado la pista de 3,2 kilómetros por la que, en un año, despegarán dos vuelos al día.

"Este es el comienzo de la segunda era espacial", anunció Branson el viernes en uno de sus habituales despliegues mediáticos, informa AFP. Junto a él estaba el gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, que ha dado nombre a la primera pista del espaciopuerto y cuyo estado ha financiado las obras.
Cada billete costará 200.000 dólares (unos 140.000 euros) y permitirá viajar dos horas y media hasta una altura de unos 110 kilómetros. En cada vuelo, los seis pasajeros podrán observar la curvatura de la Tierra, desabrocharse los cinturones y disfrutar de cinco minutos de ingravidez antes de que el avión SpaceshipTwo regrese planeando de vuelta al espaciopuerto. Según Virgin Galactic, ya han comprado sus billetes 380 personas que esperan su turno a partir de 2011. El objetivo de Branson, que según Forbes ocupa el puesto 212 entre las personas más ricas del planeta, es llevar turistas a un nuevo hotel espacial en el futuro, según explicó a la CNN.

Gran negocio

La oferta de Virgin Galactic es sólo la antesala de un negocio mucho más grande y ambicioso. Varias empresas ya desarrollan nuevas naves para poder llevar astronautas y turistas al espacio durante días e incluso semanas, según Space.com. Las propuestas de las compañías que lideran este mercado naciente parecen ser tan factibles que la misma NASA espera que sus astronautas viajen al espacio cercano a bordo de naves parecidas al Dragon, que desarrolla la empresa Space X.

La mayoría de las compañías se abstiene de dar fechas concretas para la llegada de sus productos al mercado. A pesar de ello, la privatización de los viajes al espacio es una apuesta personal de Barack Obama. El presidente ha logrado que el Gobierno de EEUU pague 1.600 millones de dólares a empresas privadas para que sigan desarrollando nuevos vehículos en los que sus astronautas alcanzarán la Estación Espacial Internacional (ISS) tras la jubilación de los actuales transbordadores shuttle, prevista para 2011.
Desarrollar nuevos cohetes y cápsulas será mucho más caro, y está claro que muchas empresas compensarán parte de sus gastos vendiendo pasajes a unos pocos privilegiados que puedan pagar, por ejemplo, 35 millones de dólares por pasar medio mes en la ISS y realizar una caminata espacial de una hora. Esa era la oferta de Space Adventures, la agencia de viajes que en 2001 puso en órbita a Dennis Tito, el primer turista espacial. La empresa dejó de ofrecer billetes a la ISS para turistas en marzo, debido al aumento de la demanda por parte de la NASA y el resto de agencias espaciales que usan las naves Soyuz rusas para alcanzar la ISS. La compañía acaba de anunciar que pronto venderá pasajes en las CST-100, unas naves con forma de proyectil que está desarrollando el gigante aeroespacial Boeing. Las naves, que podrían estar listas en 2015, admitirán hasta siete pasajeros. Los potentados podrán comprar los asientos que no quiera la NASA, que en febrero anunció una inyección de 18 millones de dólares al proyecto de Boeing.
Para llegar al espacio serán necesarios también potentes cohetes. Space X demostró en junio que su prototipo, el Falcon 9, puede alcanzar la órbita baja de la Tierra, la franja que empieza a unos 160 kilómetros de altura y termina a unos 2.000. Space X, fundada por Elon Musk, creador del sistema de pagos por internet Paypal, es una de las mayores apuestas de la NASA para llevar mercancías a la ISS.
El reciclaje también forma parte de las ofertas. Excalibur Almaz, con sede en la Isla de Man y oficinas en Houston (EEUU) y Moscú (Rusia), pretende enviar turistas al espacio durante una semana a bordo de cápsulas espaciales diseñadas por la extinta URSS como parte del programa secreto Almaz.
Esta y otras compañías podrían usar el espaciopuerto diseñado por el arquitecto británico Norman Foster. Armadillo Aerospace, otra de las empresas, usará el Spaceport America para lanzar tres cohetes subvencionados por la NASA en los próximos meses.

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