A pocas horas de la discutida y esperada noticia de la NASA seguimos nos noticias (esperemos que de menos calado) de astronomía y vida en el espacio. ¿Porqué esperemos? La NASA ávida de presupuesto y notoriedad no es la primera vez que intenta un efecto mediático de este tipo. Esperemos que esta vez cumpla con las expectativas o le ocurrirá lo que al pastor que decía que viene el lobo.
Un equipo internacional de investigadores liderado por expertos de la Universidad de Cambridge anunciaba en diciembre del pasado año el hallazgo de un nuevo planeta extrasolar bautizado como GJ 1214b, situado muy cerca, a tan sólo 40 años luz. La nueva súper Tierra -tiene seis veces la masa de nuestro planeta- llamó de inmediato la atención de la comunidad científica por sus inusuales características. El planeta parecía tener una atmósfera de 200 kilómetros de grosor a su alrededor, con una temperatura infernal de 200 grados en su superficie. Unas condiciones que descartaban la vida tal y como la conocemos, pero que podrían permitir una química compleja. Un año después, otro equipo de investigadores ha publicado en Nature -la misma revista que hizo públicos los primeros hallazgos-, un análisis exhaustivo de la atmósfera de GJ 1214b. No sólo confirman que esa atmósfera existe, sino que la describen con todo detalle. Nunca antes se había logrado analizar el ambiente de uno de estos gigantes.
GJ 1214b fue descubierto en 2009 utilizando el instrumento HARPS del telescopio de 3,6 metros del Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés) en Chile. El exoplaneta tiene un radio 2,6 veces más grande que el de la Tierra y una masa 6,5 veces mayor. Su estrella, situada en la constelación de Ophiuchus, es débil, pero también pequeña, lo que significa que el tamaño del planeta es grande en comparación con el disco estelar, por lo que es relativamente fácil de estudiar. El planeta orbita su estrella una vez cada 38 horas a una distancia de solo 2 millones de kilómetros, cerca de 70 veces más cerca que la distancia que separa la Tierra del Sol.
¿Cubierto de vapor?
Para estudiar la atmósfera, el equipo observó la luz proveniente de la estrella cuando el planeta pasa frente a ella. Antes de las nuevas observaciones, los astrónomos habían sugerido tres ambientes posibles para GJ 1214b. La primera e integrante posibilidad contemplaba que el planeta estuviera cubierto por agua, que, dada la proximidad a su estrella, estaría en forma de vapor. La segunda, que este mundo rocoso tuviera una atmósfera compuesta principalmente de hidrógeno, pero con nubes altas o nieblas que oscurecen el panorama. La tercera opción era que el exoplaneta se comportara como un mini Neptuno, con un pequeño núcleo rocoso y una atmósfera profundamente rica en hidrógeno.
Las nuevas medidas no muestran los signos indicadores de hidrógeno, por lo que los científicos descartan la tercera opción. Por lo tanto, o el ambiente es rico en vapor o está cubierto de nubes o nieblas similares a las observadas en las atmósferas de Venus y Titán, que ocultan la firma de hidrógeno.
«A pesar de que no se puede decir todavía de qué está compuesta esta atmósfera exactamente, es un emocionante paso adelante poder reducir el número de opciones entre lleno de vapor o brumoso», afirma Jacob Bean, investigador del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica y responsable del estudio. La distinción que aclare finalmente cómo es la atmósfera de este mundo llegará de la mano de observaciones de telescopios espaciales a longitudes de onda más largas.
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