Ha pasado nueve meses en el espacio sin que el Pentágono haya dado explicaciones
Una de las misiones más secretas y misteriosas del Ejército de los Estados Unidos acaba de concluir. La pequeña nave espacial X-37B, conocida como «Baby-shuttle», ha regresado a la Tierra después de pasar nueve meses en el espacio con una misión desconocida. La Fuerza Aérea de Estados Unidos se ha esforzado por mantener en secreto los objetivos de la misión del aparato, que muchos han relacionado con el espionaje, pero no pudo guardar a buen recaudo las coordenadas de su posición. El avión no tripulado fue descubierto en el cielo en varias ocasiones por astrónomos aficionados, quienes no dudaron en hacer públicas las coordenadas. Internet se llenó de fotografías y vídeos del aparato, lo que supuso un golpe al orgullo del Pentágono.
El vehículo, lanzado desde Cabo Cañaveral el pasado mes de abril aterrizó el viernes en la base aérea Vandenberg, en California. El proyecto fue iniciado por la NASA a finales de 1990, pero luego quedó en manos de los militares. En un principio, estaba diseñado para probar las tecnologías destinadas a las naves espaciales de nueva generación, pero tanto secretismo por parte del Pentágono desató los rumores sobre su auténtica misión, que ha sido relacionada con el espionaje a países árabes.
Bloqueo informativo
La Fuerza Aérea impuso un bloqueo informativo sobre las actividades del X-37B en órbita, pero fue seguido por observadores amateurs. La nave parece un transbordador espacial, con una forma similar y una bodega para la carga y experimentos, pero sus medidas son muy diferentes. No llega a los 9 metros de largo y tiene 4,5 de envergadura, frente a los 37 por 23,8 meros de los transbordadores habituales. Además, a diferencia de estos últimos, que solo pueden permanecer en órbita dos semanas, el «Baby-shuttle» es capaz de pasar nueve meses ahí arriba y aterrizar de forma automática en una pista.
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