Los datos del satélite WMAP, que reflejan cómo era el universo poco después de su formación, muestran agujeros en su textura, afirma el prestigioso matemático británico Roger Penrose, y estos indican la existencia de un universo anterior. Para Penrose es la prueba de que el universo es cíclico, que cuando uno muere otro nace a partir del anterior, lo que hace innecesaria la brevísima fase de inflación inmediatamente posterior al Big Bang o Gran Explosión que los científicos aceptan actualmente en el proceso que se inició hace 13.700 millones de años.
Penrose y el armenio Vahe Gurzadyan titulan su artículo prepublicado en Internet Círculos concéntricos en los datos de WMAP pueden proporcionar pruebas de una actividad violenta antes del Big Bang y explican: "De acuerdo con la cosmología cíclica conforme (CCC), lo que normalmente sería considerada la historia entera de nuestro universo, que empieza con su Gran Explosión y termina con la aceleración de una expansión tipo De Sitter (si se acepta que la constante cosmológica es positiva) sería solamente un eón en una sucesión (quizás sin fin) de eones". Los círculos serían los restos de los numerosos choques de agujeros negros supermasivos en cúmulos de galaxias en el eón previo al nuestro. Estos choques liberarían enormes cantidades de energía en forma de ráfagas de emisiones de ondas gravitatorias, añaden los científicos, que desde la perspectiva de nuestro eón aparecerían como ráfagas esféricas de energía en la materia inicial del universo, una forma primordial de materia oscura.
Según ellos, el Big Bang de cada eón se considera la continuación del previo. Además, la CCC supone que no existe una fase inflacionaria en ninguna de las épocas, sino que los indicios de esta inflación corresponden a la existencia de la expansión exponencial final de la época previa.
Lo que Gurzadyan ha identificado en una amplia revision de los datos tomados durante siete años por WMAP son unos círculos concéntricos en la radiación de fondo de microondas, con una distribución general, que indican una temperatura muy inferior al resto del fondo. Serían las ventanas al universo anterior. La existencia de estos círculos era una predicción de la teoría del universo cíclico y no tiene una fácil explicación según la hipótesis vigente -el Modelo Estándar- afirman los científicos en su artículo.
El físico Julian Barbour, en declaraciones a Physics World, se muestra cauteloso al comentar lo postulado por Penrose. Los círculos serían "notables si existieran y sensacionales si confirmaran la teoría de Penrose", dice. Cree, sin embargo, que lo que dice Penrose será muy polémico y que otros investigadores estudiarán los datos de forma muy crítica. La teoría es, para él, discutible en muchos aspectos, incluido el abrupto cambio de escala entre un eón y el siguiente y la crucial suposición de que todas las partículas perderán su masa en un futuro muy lejano, ya que no hay pruebas de que los electrones, por ejemplo, se desintegren. En su libro Ciclos del tiempo, recientemente publicado en español por Debate, Penrose defiende la CCC y avanza la posibilidad de detectar su rastro en la radiación de fondo de microondas.
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